La práctica pedagógica reflexiva implica que el docente examine de manera crítica su práctica educativa, identifique sus fortalezas y debilidades, y busque constantemente maneras de mejorar. Además, una práctica pedagógica inclusiva se centra en garantizar la participación y el éxito académico de todos los estudiantes, independientemente de sus diferencias individuales. Por otro lado, una práctica pedagógica innovadora busca utilizar enfoques y recursos nuevos y efectivos para promover el aprendizaje y la motivación de los estudiantes. Finalmente, una práctica centrada en el estudiante se basa en el reconocimiento de que los estudiantes son los protagonistas de su propio aprendizaje, y el docente actúa como guía y facilitador de este proceso.