Sus manifestaciones más evidentes incluyen la consolidación del mercado global, el desarrollo activo de lazos internacionales en finanzas, comercio y manufactura, la expansión de flujos de dinero, bienes y personas, la adaptación acelerada de estructuras sociales a procesos económicos dinámicos, la universalización cultural y la creación de un espacio de información común basado en tecnologías informáticas avanzadas.