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Esquema del principio de la conducta humana 7.- INTERES SOCIAL
El principio final tomado de la obra de Adler ilumina aún más como fue madurando su pensamiento.
A partir de su interés inicial por las características agresivas del hombre, pasando por su teoría del hombre como animal de poder y hambre para terminar con los principios del ser humano como personalidad impulsada de la inferioridad a la superioridad, que exhibe progresivamente estilo de vida y su yo creador
Alfred Adler amplio en 1929 su teoría para afirmar que el hombre está también interesado socialmente.
Dijo que el hombre nace interesado en otros seres sociales y que tal interés es universal.
Como instinto el interés necesita un contacto que lo ponga en acción. Adler afirmaba que tal contacto con otros seres humanos es una condición automática
El hombre ha de ser criado por el hombre de la misma manera que ha nacido el hombre.
El ser humano está predispuesto a interesarse en criaturas humanas parecidas a él.
Su interés se enfoca al ambiente social que lo rodea, pero aquel no es todavía el interés social que posteriormente habrá de desarrollarse en él
. El niño distingue a la madre al padre y a otras figuras parecidas a el que lo rodean; observa, además, que todos hacen cosas para él.
. Ellos (las personas en general) lo alimentan, lo bañan, lo visten, alivian su dolor cuando este interfiere con su estado de existencia normal.
Adler supone que este cuidado hacia el niño deja huella en él.
Es lógico que si impresión del mundo sea la de algo bueno que ayuda al hombre
Poco a apoco según el niño se aleja del estado animal se va educando su predisposición hacia otras personas, hasta que empieza a preocuparse por el bienestar de los otros.
Haber sido criado por animales socializados hace del niño un animal socializado.
El proceso de socialización exige mucho tiempo y esfuerzo continuos, esperar turno en la resbaladilla, ayudar a la madre en su quehacer, recibir alabanzas aun por los esfuerzos torpes, compartir con los hermanos la comida y las comodidades de un hogar común todo influye sobre la inclinación natural del niño a ir de sus sentimientos naturales de inferioridad a mayores grados de superioridad. Las cualidades agresivas que despliega la superioridad quedan socializadas mediante los esfuerzos del ambiente circundante.
Tras los primeros cuatro o cinco años formativos y a lo largo de sus primeras experiencias escolares el niño comienza a identificar con grupos sociales propios
Mucho de lo que hay en el mundo está diseñado para ayudarlo en ese momento se han construido y puesto en funcionamiento escuelas se le han comprado juguetes hay oportunidades de jugar.
. Todo ello mantiene y vigoriza el sentimiento de interés social y preocupante por los semejantes
El niño entra al mundo cuando todavía es incapaz de satisfacer sus necesidades. Percibe en sus semejantes rasgos inadecuados.
Gracias a su sentido de empatía aprende lo que significa ser débil y que otros lo ayuden.
A su vez desea ejercer sus incipientes sentimientos de superioridad, de modo que llegada la ocasión ayuda a otros menos afortunados que él
. El proceso enriquezca a la vez sus propios sentimientos de superioridad y refuerza en interés social que se le comienza a desarrollar.
Mediante la identificación la empatía, y la cooperación, descubre la singular reciprocidad que prevalece en el mundo: ayuda a otros así como tú necesitas que te ayuden a lograrla superioridad.
Visto que el hombre nunca logra por completo la superioridad (tan pronto se cumple una meta otra llama ya),
persiste en él una sensación de insuficiencia
Este sentimiento es universal y se vuelve nexo común entre los hombres.
Por tal vinculación de insuficiencia, el hombre confía en que una sociedad fuerte y perfecta lo ayudara a obtener un sentimiento de superioridad más completa. Una sociedad perfecta lo elevaría con ella y mediante la asociación, satisfaría si intimo deseo de superioridad. Ahora su estilo de vida y su yo creador más amplio incluyen un principio de interés social que de por vida se infiera en su conducta.
Adler creía firmemente en las causas sociales y en los principios democráticos, fue uno de los pocos teóricos que pareció vivir en concordancia con sus propias teorías.