Es una enfermedad crónica caracterizada por la destrucción difusa y regeneración fibrótica de las células hepáticas. La mortalidad es alta; muchos pacientes mueren dentro de los 5 años que siguen al inicio. A medida que la cirrosis progresa, pueden presentarse complicaciones, incluyendo ascitis, hipertensión portal, ictericia, coagulopatías, encefalopatía hepática, hemorragia de varices esofágicas, hemorragia gastrointestinal aguda e insuficiencia hepática y renal.