Como consecuencia de este movimiento se suceden las estaciones, que tienen una duración de tres meses cada una: invierno, primavera, verano y otoño. Debido a la inclinación de la Tierra y según lo cerca que se encuentre del Sol, los rayos llegarán con distinta inclinación y, por lo tanto, con distinta intensidad al hemisferio norte y al hemisferio sur.