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La invención del sujeto transexual, Cristian Josue Correa Arellano,…
La invención del sujeto transexual
¿QUÉ SIGNIFICA INVENCIÓN? LOS PELIGROS DEL ANACRONISMO
La referencia a cambios de sexo en la cultura occidental está testimoniada desde la Antigüedad (mitología, rituales religiosos, hagiografías).
LAS “MEJORAS DE SEXO” EN LA ERA DEL VERDADERO RANGO
En las sociedades del Antiguo Régimen no tenía sentido la distinción contemporánea entre sexo y género, es decir, entre biología y cultura o entre naturaleza y sociedad.
El modelo hegemónico, al menos en la medicina española de los siglos XVI y XVII, era una amalgama de planteamientos hipocráticos y galénicos.
La teoría de la generación establecida en este marco consideraba al hermafrodita como una posibilidad natural rara (“preternatural”) pero no monstruosa, dentro de la especie humana.
Aunque la posibilidad de las transmutaciones sexuales no era aceptada por muchos médicos y naturalistas, estos evidenciaban una representación de los sexos muy distinta de la que nosotros compartimos.
El término “hermafrodita” se usaba tanto para designar las conformaciones anatómicas ambiguas como para referirse a las mujeres que presentaban atuendo y maneras varoniles.
Ser hombre o mujer, como ser noble o villano, no era una cuestión conectada con el verdadero yo o la personalidad del sujeto.
Si el saber acerca de la Naturaleza no justificaba la existencia de dos sexos inconmensurables entre sí, la tarea de salvaguardar la necesaria distinción entre rangos sexuales, el masculino y el femenino, correspondía a instituciones como la Iglesia y la autoridad civil.
A través del derecho canónico y penal, o mediante las ordenanzas que afectaban a la “policía” de costumbres, se estipulaba toda una serie abigarrada de normas y reglamentos que pretendían asegurar la separación y distinción entre los rangos sexuales, y que concernían a todos los aspectos de la vida cotidiana.
LA INVENCIÓN DEL SUJETO TRANSEXUAL EN LA ERA DEL “VERDADERO GÉNERO”
A partir de mediados del siglo XX, la comunidad de psiquiatras y psicólogos tendió a inclinarse cada vez más por teorías ambientalistas a la hora de explicar la identidad sexual de las personas.
Este estilo de pensamiento se advierte, una clara disociación de la identidad respecto a toda clase de fundamento o determinismo biológico. Se advierte aquí la presencia del “género”, esto es, del sexo psicosocial, resultado del aprendizaje, como una instancia independiente respecto al sexo biológico.
La oficialización del concepto tardó más tiempo, pues buena parte de la comunidad psiquiátrica, y en general los profesionales del psicoanálisis, lo rechazaron de plano.
LA IMPOSIBILIDAD DE LAS METAMORFOSIS EN LA ERA DEL VERDADERO SEXO
La vida se afronta desde ahora como un espacio desacralizado, un proceso librado a sí mismo, regido por sus propias normas inmanentes.
El gobierno liberal de la vida, que comienza a entronizarse, consistía, no ya en imponerle desde afuera pesados reglamentos y ordenanzas estatales, sino en ejercerse tomando como punto de apoyo las propias regulaciones internas de los procesos vitales.
Las diferencias entre hembras y varones no eran consecuencia de unas instituciones sociales, como la Iglesia, la familia y la autoridad civil.
Las diferencias entre los sexos estaban insertas de partida en los organismos y en las funciones y se expresaban en las propias estructuras anatómicas.
Desde mediados del siglo XVIII y en un ciclo expansivo, médicos, filósofos, juristas y hombres de ciencia repetirán que la creencia en los cambios de sexo es una fábula, una superstición, un prejuicio.
Se descalificaban así las leyes griegas y romanas que ordenaban la ejecución de los recién nacidos hermafroditas y se rechazaban las leyes del Antiguo Régimen que convertían al supuesto hermafrodita en reo de sodomía.
LOS CAMBIOS DE SEXO Y LA CATALOGACIÓN DE LAS PERVERSIONES: HERMAFRODITAS, INVERTIDOS SEXUALES, FETICHISTAS Y TRAVESTIS
El instinto sexual se distinguía claramente del sexo biológico, porque su emplazamiento no tenía nada que ver con los genitales o las gónadas del individuo; se encuadraba más bien en un espacio psíquico, esto es, en relación con el cerebro y el sistema nervioso.
La normalidad se identificaba con la atracción sexual por el sexo opuesto, con vistas a la realización del coito con fines reproductivos.
La mayoría de los individuos que adoptaban la apariencia del sexo distinto al que pertenecían eran en realidad invertidos sexuales.
No resulta por tanto legítimo leer anacrónicamente estos casos de perversión y de hermafroditismo y estas operaciones realizadas durante el primer tercio del siglo XX
Cristian Josue Correa Arellano
29/02/2024
Estudios de genero, violencia y equidad