Sin poder no hay seguridad y sin seguridad no hay poder. La seguridad nacional debe ser la expresión activa del proyecto nacional que recupera las aspiraciones, los valores y la identidad nacional, pues los coloca como fines, objetivos y metas. El poder y la seguridad nacional se encuentran íntimamente relacionados, de tal forma que es posible aseverar que sin poder no hay seguridad y, sin seguridad, no hay poder.