De la mayor parte de estas cosas nos hemos ido liberando, penosamente, mediante la "*asimilación de la cultura occidental", obtenida a través de la propia España. Pero de su cimiento económico, arraigado en los intereses de una clase cuya hegemonía no cancelo la revolución de la independencia, no nos hemos liberado todavía*. Los raigones de la feudalidad están intactos. Su subsistencia es responsable del retardamiento de nuestro desarrollo capitalista” (Mariategui, p. 42)
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