Los individuos que viven solos o no tienen familia o amigos están en mayor riesgo que aquellos que tienen a otros a quienes recurrir. De manera particular, es importante diferenciar entre la disponibilidad de otros y la voluntad de asirse a ellos en tiempos de necesidad real. Para un extraño, la persona puede aparentar que tiene muchos amigos a quienes recurrir. De hecho, los amigos pueden decir a la persona "llámame, si me necesitas". Es importante, de cualquier manera, preguntar a la persona en crisis si llamará a estos individuos en tiempos de necesidad.