En mi vida si he percibido lo que se menciona en la lectura de no querer mencionar la muerte o restarle la importancia que tiene, sobre todo cuando se habla de alguien que tiene una enfermedad, se convierte muchas veces en un tema tabú. Considero que eso lo hace muchas veces más doloroso, ya que se actúa como que todo "está bien" y no se habla de lo evidente, de todo el impacto emocional que la situación está generando en la persona y en sus hallegados. Hace poco mi tío murió de cáncer y en el proceso de su tratamiento se mencionaba entre la familia extendida, pero a la hora de hablar con mi tía yo sentía que todos cuidaban sus palabras y trataban de no mencionar nada relacionado, negando un poco lo que estaba pasando. Me genera felicidad que existan estos grupos multidisciplinares que apoyan desde la tanatología a personas que se encuentran en fase terminal desde una perspectiva humanizadora, respetando en todo momento la dignidad de la persona que está viviendo el proceso de llegar al final de su vida. Yo no sabía que este proceso se hacía en conjunto con otros profesionales y eso se me hizo muy interesante, ya que como bien se sabe las personas somos complejas y se necesita de diferentes profesiones para realizar un apoyo más integral. Descubrí que muchas veces perdemos de vista que la muerte es algo por lo que todos vamos a pasar y que realmente somos muy frágiles, aunque en ocasiones nos llegamos a sentir inmortales. Creo que el tener presente nuestra realidad humana, por lo menos en lo personal me ayuda a apreciar más cada momento y también me impulsa a cuidar de mí, a evitar ponerme en situaciones de mucho riesgo.