Se presenta el relato de Adán y Eva en cinco cuadros: inocencia, tentación y caída, comparecencia de los culpables, sentencia de Yahvé, y epílogo.
Las relaciones entre el varón y la mujer, así como con Dios, se ven afectadas por el pecado, generando miedo, vergüenza y desconfianza.
Dios busca a Adán y Eva para dialogar y darles la oportunidad de arrepentirse.
La serpiente recibe una maldición simbólica, y se anuncia una enemistad entre su descendencia y la descendencia de la mujer.
El autor destaca la necesidad de reconocer la propia culpa y la tendencia humana a culpar a otros.