Please enable JavaScript.
Coggle requires JavaScript to display documents.
Mapa mental Ser un…
Mapa mental Ser un estudiante de la UNAD
Distancia y Virtual
Riesgos y Habilidades
Habilidades para organizar el tiempo
Establecer metas claras: Define objetivos específicos y realistas a corto y largo plazo. Esto te ayudará a priorizar tus tareas y actividades en función de lo que realmente quieres lograr.
Priorización: Aprende a distinguir entre tareas importantes y urgentes, y aquellas que pueden esperar. Prioriza tus actividades en función de su importancia y plazos de entrega.
Planificación: Dedica tiempo regularmente a planificar tus actividades. Utiliza agendas, calendarios o aplicaciones de gestión del tiempo para programar tus tareas y compromisos.
Delegación: Aprende a delegar tareas cuando sea posible. No trates de hacerlo todo tú mismo. Delegar puede ayudarte a liberar tiempo para concentrarte en las actividades más importantes.
Establecer límites: Aprende a decir "no" cuando sea necesario. Establece límites claros en cuanto a tus compromisos y aprende a priorizar tu propio tiempo y bienestar.
Gestión del tiempo durante el día: Utiliza técnicas de gestión del tiempo, como la técnica Pomodoro, para trabajar de manera más enfocada y productiva. Divide tu tiempo en bloques y asigna tareas específicas a cada uno de ellos.
Posibles riesgos
Sobrecompromiso: Aceptar demasiadas tareas o compromisos puede llevar a la sobreexigencia y al agotamiento. Es importante aprender a establecer límites y priorizar adecuadamente.
Procrastinación: Postergar las tareas importantes puede llevar a un estrés innecesario y a la acumulación de trabajo. La procrastinación puede ser un obstáculo importante para una gestión efectiva del tiempo.
Falta de flexibilidad: Ser demasiado rígido en tu programación puede hacer que te enfrentes a dificultades cuando surjan imprevistos. Es importante ser lo suficientemente flexible como para ajustar tus planes según sea necesario.
Sobrecarga de trabajo: Tratar de abarcar demasiado puede llevar a una sobrecarga de trabajo y a una disminución en la calidad de tu trabajo. Es importante establecer límites y aprender a decir "no" cuando sea necesario
Habilidades de pensamiento critico
Análisis: Capacidad para descomponer información compleja en partes más pequeñas y comprender las relaciones entre ellas.
Evaluación de la evidencia: Habilidad para evaluar la calidad y la relevancia de la evidencia presentada en apoyo de una afirmación o argumento.
Interpretación: Capacidad para comprender el significado subyacente de la información, identificar suposiciones implícitas y evaluar la validez de las conclusiones.
Inferencia: Habilidad para sacar conclusiones lógicas basadas en la evidencia y el razonamiento, incluso cuando la información no está explícitamente declarada.
Interrogación: Habilidad para formular preguntas pertinentes y críticas que desafíen las afirmaciones y los argumentos presentados.
Síntesis: Capacidad para integrar información de diversas fuentes y perspectivas para formar una comprensión global de un tema o problema.
Autoevaluación: Habilidad para reflexionar sobre tu propio pensamiento y proceso de razonamiento, identificar sesgos personales y áreas de mejora.
Posibles riesgos
Cinismo: Un exceso de pensamiento crítico sin un equilibrio adecuado puede llevar al cinismo, donde uno tiende a desconfiar excesivamente de todo, incluso de información legítima y de buena fe.
Sobreanálisis: La tendencia a analizar excesivamente puede resultar en una parálisis de análisis, donde uno no puede tomar decisiones o actuar debido a una evaluación constante de todas las posibilidades.
Conformismo intelectual: Algunas personas pueden usar el pensamiento crítico como una herramienta para defender sus propias ideas preconcebidas en lugar de considerar objetivamente todas las perspectivas.
Desconfianza excesiva: Un pensamiento crítico extremo puede llevar a una desconfianza excesiva en la autoridad, la evidencia o los expertos, lo que podría resultar en la adopción de teorías de conspiración o la negación de hechos establecidos.
Inflexibilidad: La rigidez en el pensamiento crítico puede hacer que alguien sea incapaz de considerar nuevas ideas o cambiar de opinión incluso cuando se presentan evidencias convincentes.
Sobrecarga cognitiva: El esfuerzo constante requerido para analizar y evaluar críticamente la información puede llevar a la fatiga mental y la sobrecarga cognitiva, lo que dificulta la toma de decisiones efectiva.