La insuficiencia cardíaca, también conocida como fallo cardíaco, es una condición médica en la cual el corazón experimenta dificultades para bombear sangre de manera efectiva. Este trastorno puede surgir debido a diversas causas, como enfermedad coronaria, hipertensión o miocarditis, resultando en una disminución de la función contráctil del miocardio, especialmente en el ventrículo izquierdo. En la insuficiencia cardíaca sistólica, esta disminución de la capacidad contráctil conduce a un aumento del volumen residual, provocando la dilatación ventricular. Como respuesta a la disfunción cardíaca, el sistema nervioso y endocrino activan mecanismos de compensación, incluyendo la liberación de hormonas como la adrenalina y la activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona. Estos mecanismos, aunque inicialmente compensatorios, pueden contribuir a la retención de sal y agua por los riñones, aumentando la presión en las cámaras cardíacas y llevando a la acumulación de líquidos en el cuerpo. Los síntomas clínicos, como edema en las extremidades, dificultad para respirar, fatiga y otros, son manifestaciones de esta compleja fisiología alterada en la insuficiencia cardíaca. Comprender estos procesos subyacentes es esencial para el manejo adecuado y el diseño de estrategias terapéuticas efectivas.