La globalización ha tenido un impacto significativo en la educación infantil en todo el mundo. Por un lado, ha brindado la oportunidad de acceder a una variedad de recursos educativos provenientes de diferentes culturas y países, enriqueciendo así el aprendizaje de los niños. A través de la globalización, los niños pueden familiarizarse con diferentes idiomas, tradiciones y costumbres desde una edad temprana, lo que les permite desarrollar una mentalidad abierta y respetuosa hacia la diversidad.
Sin embargo, la globalización también ha planteado desafíos para la educación infantil. La influencia de las nuevas tecnologías y medios de comunicación globales puede distraer a los niños de su proceso de aprendizaje, así como introducirles a contenidos inapropiados para su edad. Además, la presión por alcanzar estándares educativos internacionales puede generar un enfoque excesivo en la competitividad y el rendimiento académico, descuidando aspectos fundamentales del desarrollo infantil como la creatividad, la curiosidad y el juego.