El paciente viene a la terapia a construir un vínculo adecuado a la etapa de desarrollo en la que ciertos obstáculos entorpecieron su ulterior crecimiento, así como de ciertas cualidades peculiares del vínculo, que debe disipar temores (miedos a dominación, invasión, castigo) y suplir carencias, no prolongarlas (de afectividad, continencia, discriminación).
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La necesidad de adecuarse a la dialéctica de esta estrategia, que requiere del vínculo funciones muy específicas, es la que fundamenta dinámicamente la flexibilidad técnica del terapeuta.