Los modelos de género provienen de varias fuentes: la familia, la escuela, los medios de comunicación y su puesta en práctica transcurre en los lugares en que transcurre la vida de cada individuo. Las representaciones sociales se refieren a lo que se piensa acerca de lo que es ser hombre o mujer. Un orden social de representaciones en torno al género, permite a los individuos percibirse a sí mismos y a los demás en virtud de conceptos y estereotipos dotados de cierto grado de consistencia. Los estereotipos actúan a nivel de las creencias y las actitudes. Mientras las creencias afectan al tipo de conocimiento, las actitudes conforman valoraciones donde anida la toma de postura frente a otros. Unos y otros se complementan y refuerzan, si bien es posible una modificación de las creencias sin que esto se manifieste en el cambio de actitudes (Ortega, 1994).