Desempeñó un papel importante al plantear un único dios sin carácter nacional o exclusivo, abarcando a toda la humanidad. Aunque esta concepción aún no se ha impuesto completamente en el siglo XXI, es innegable y dominante. Para apreciar la diferencia entre las culturas “cerradas” y “abiertas”, podemos comparar civilizaciones como las antiguas China, India, Mesopotamia o Egipto, que tendían a permanecer iguales durante largos períodos, con las de los pueblos fenicios, griegos, romanos o europeos, que experimentaron transformaciones