El Tratado de París (1898) puso fin a la Guerra Hispanoamericana, cediendo a EE. UU. Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas. Esto consolidó a Estados Unidos como potencia global en el Pacífico y el Caribe. Cuba, bajo un protectorado, logró independencia en 1902; Filipinas, colonia hasta después de la Segunda Guerra Mundial, enfrentó resistencia. La guerra surgió por insurrección en Cuba, presión mediática y los intereses económicos de Estados Unidos, redefiniendo relaciones con las antiguas colonias españolas.