Finalmente es necesario mencionar que, si el ser humano es un ser biológico, psicológico y social, éste no puede disociarse de alguna de estas características sin perder intimidad, integridad e individualidad. Todas ellas definen las relaciones funcionales o presencias del ser humano como un ser en el mundo (situado, corporal, espiritual y sexuado); un ser con otros (intersubjetividad, ni individualismo ni colectivismo, ser colectivo o comunitario); y un ser en sí mismo (intersubjetividad, personalidad, interioridad como núcleo y con madurez psicológica)