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TECNICAS TFYP, inue, CHAIDEZ SERRANO JOEL ELISEO, PSI91S - Coggle Diagram
TECNICAS TFYP
Resolución de conflictos: Enseña habilidades para abordar y resolver los problemas de manera constructiva, sin que escalen en discusiones destructivas.
Practicar la empatía: Tratar de comprender el punto de vista del otro y cómo se sienten respecto al conflicto. Esto implica ponerse en su lugar y reconocer que cada persona puede tener diferentes experiencias y percepciones.
Controlar las emociones: Intentar mantener la calma y evitar reacciones emocionales excesivas durante la discusión. Esto implica tomar pausas si es necesario para calmarse y evitar decir cosas de las que puedas arrepentirte más tarde.
Buscar soluciones mutuamente beneficiosas: En lugar de centrarse en ganar la discusión, enfocarse en encontrar soluciones que satisfagan las necesidades y preocupaciones de ambas partes. Esto implica ser creativo y estar dispuesto a comprometerse.
Asumir la responsabilidad: Reconocer y asumir la responsabilidad por tus propias acciones y contribuciones al conflicto. Esto implica evitar culpar al otro y estar dispuesto a disculparse cuando sea necesario.
Comunicación abierta: Fomentar un ambiente donde ambas partes se sientan seguras para expresar sus opiniones y sentimientos sin temor a represalias. Esto implica escuchar activamente y validar los puntos de vista del otro, incluso si no se está de acuerdo con ellos.
Buscar ayuda externa si es necesario: Si los conflictos persisten y no pueden resolverse por sí solos, considerar la posibilidad de buscar la ayuda de un terapeuta o consejero familiar para obtener orientación adicional y herramientas de resolución de conflictos.
Identificar el problema: Ambas partes deben reconocer y definir claramente cuál es el problema o los problemas en cuestión. Esto implica evitar desviar la discusión hacia otros temas y mantener el enfoque en la situación específica que está causando conflicto.
Entrenamiento en habilidades de crianza: Dirigido a padres para mejorar sus habilidades parentales y promover un ambiente familiar más saludable.
Comunicación efectiva: Se enseñan habilidades de comunicación a los padres para que puedan establecer una comunicación abierta y respetuosa con sus hijos. Esto implica escuchar activamente, expresar claramente las expectativas y sentimientos, y resolver conflictos de manera constructiva.
Manejo del estrés: Se ofrecen estrategias para que los padres manejen el estrés y la frustración de manera saludable, lo que les permite responder de manera más efectiva a las demandas de la crianza.
Técnicas de disciplina positiva: Los padres aprenden estrategias de disciplina que se centran en el refuerzo positivo y el establecimiento de consecuencias naturales y lógicas para el comportamiento inapropiado. Se promueven técnicas como el elogio, el tiempo fuera y la resolución de problemas colaborativa en lugar de castigos físicos o verbales.
Promoción del autocuidado: Se enfatiza la importancia de que los padres cuiden de sí mismos física, emocional y socialmente para poder ser modelos positivos y efectivos para sus hijos.
Fomento de un ambiente de apoyo: Se enseña a los padres la importancia de crear un ambiente seguro, afectuoso y estructurado en el hogar. Esto incluye establecer rutinas consistentes, establecer límites claros y ofrecer elogios y recompensas por comportamientos positivos.
Práctica y retroalimentación: Los padres tienen la oportunidad de practicar las habilidades aprendidas en situaciones reales y recibir retroalimentación y apoyo de un terapeuta o consejero familiar.
Educación sobre desarrollo infantil: Los padres reciben información sobre las diferentes etapas del desarrollo infantil, incluyendo aspectos físicos, emocionales, cognitivos y sociales. Comprender estas etapas ayuda a los padres a establecer expectativas realistas y a adaptar sus estrategias de crianza según las necesidades cambiantes de sus hijos.
Comunicación efectiva: Ayuda a mejorar la manera en que los miembros de la pareja o la familia se expresan y se escuchan entre sí
Empatía:Intentar comprender y ponerse en el lugar del otro, reconociendo y validando sus emociones y perspectivas, incluso si no estás de acuerdo con ellos.
Evitar la escalada: Aprender a reconocer los signos de tensión en la comunicación y tomar medidas para evitar que los conflictos escalen en discusiones destructivas. Esto puede implicar tomar pausas para calmarse, usar "yo" en lugar de "tú" para expresar sentimientos y evitar el uso de insultos o descalificaciones.
Expresión clara: Aprender a expresar tus pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara y respetuosa. Esto implica evitar la vaguedad, el sarcasmo o las críticas destructivas.
Fomentar el diálogo: Establecer momentos y espacios dedicados para hablar abierta y honestamente sobre los problemas y preocupaciones, sin interrupciones ni distracciones.
Escucha activa: Aprender a escuchar con atención y comprensión lo que el otro está diciendo, sin interrumpir ni juzgar. Esto implica prestar atención no solo a las palabras, sino también al lenguaje corporal y las emociones detrás del mensaje.
Clarificar malentendidos: Asegurarse de que ambos comprendan claramente lo que el otro está diciendo, haciendo preguntas para aclarar cualquier malentendido y evitar interpretaciones erróneas.
Terapia sistémica: Se enfoca en las interacciones y patrones de comportamiento dentro del sistema familiar o de pareja, buscando entender cómo cada miembro afecta y es afectado por los demás.
Exploración de la historia familiar: Se explora la historia familiar o de pareja para identificar eventos pasados, traumas o patrones intergeneracionales que puedan estar influyendo en el problema presente. Esto ayuda a comprender mejor las dinámicas subyacentes y a contextualizar los desafíos actuales.
Intervenciones sistémicas: El terapeuta utiliza intervenciones diseñadas para cambiar las dinámicas dentro del sistema familiar o de pareja. Esto puede incluir la reestructuración de roles, la modificación de patrones de comunicación o la promoción de límites saludables entre los miembros.
Identificación de roles y patrones: El terapeuta ayuda a identificar los roles que desempeñan los miembros de la familia o pareja y los patrones de interacción que contribuyen a los problemas. Esto puede incluir roles como el "cuidador", el "rebelde" o el "mediador", así como patrones de comunicación como la evitación del conflicto o la sobreprotección.
Promoción de la responsabilidad compartida: Se fomenta la responsabilidad compartida entre los miembros de la familia o pareja en la resolución de problemas. Esto implica reconocer cómo las acciones individuales afectan al sistema en su conjunto y trabajar juntos para implementar cambios positivos.
Enfoque en el sistema: En lugar de centrarse en los individuos de manera aislada, la terapia sistémica considera a la familia o pareja como un sistema interconectado en el que cada miembro influye y es influido por los demás. Se busca entender cómo los patrones de comunicación, las reglas implícitas y las relaciones de poder afectan los problemas presentes.
Enfoque en el presente y el futuro: Si bien se exploran los eventos pasados y las dinámicas históricas, la terapia sistémica se enfoca principalmente en el presente y en la búsqueda de soluciones orientadas hacia el futuro. Se busca identificar los recursos y fortalezas presentes en el sistema para promover el crecimiento y el cambio.
Mindfulness: Promueve la conciencia plena del momento presente, lo que puede ayudar a reducir el estrés y mejorar la conexión emocional entre los miembros de la familia o pareja.
Mejora de la comunicación:*El mindfulness puede mejorar la calidad de la comunicación al fomentar una escucha más atenta y una expresión más consciente de los pensamientos y sentimientos. Esto ayuda a los miembros de la familia o pareja a entenderse mejor y a responder de manera más compasiva y empática.
Reducción del conflicto: Al aumentar la conciencia y la comprensión de uno mismo y de los demás, el mindfulness puede ayudar a reducir los malentendidos y los conflictos en las relaciones familiares y de pareja. Las personas pueden aprender a responder de manera más reflexiva y menos reactiva ante situaciones difíciles.
Regulación emocional: Al practicar el mindfulness, las personas pueden aprender a reconocer y aceptar sus emociones sin dejarse llevar por ellas. Esto les permite manejar el estrés, la ansiedad y otras emociones difíciles de manera más efectiva, lo que puede mejorar la calidad de las relaciones familiares y de pareja
Fomento de la conexión emocional: Practicar el mindfulness juntos puede fortalecer la conexión emocional entre los miembros de la familia o pareja al crear un espacio compartido de atención plena y presencia. Esto puede ayudar a construir relaciones más sólidas y profundas basadas en la comprensión y el apoyo mutuos.
Conciencia del momento presente: El mindfulness enseña a los individuos a prestar atención plena a sus pensamientos, emociones, sensaciones corporales y entorno en el momento presente, sin juzgarlos ni reaccionar automáticamente ante ellos. Esto permite a los miembros de la familia o pareja estar más presentes y conscientes durante las interacciones cotidianas.
Promoción del autocuidado: El mindfulness también puede fomentar el autocuidado individual y colectivo al ayudar a los miembros de la familia o pareja a reconocer y satisfacer sus propias necesidades físicas, emocionales y mentales. Esto puede contribuir a un ambiente familiar más saludable y equilibrado.
Terapia narrativa: Ayuda a los miembros de la familia o pareja a reescribir sus historias personales y familiares de una manera más positiva y constructiva.
Reconstrucción de la historia: Una vez identificadas las excepciones y los recursos subyacentes, se trabaja en la reconstrucción de la historia personal o familiar, incorporando nuevas perspectivas y narrativas que reflejen fortalezas, resistencia y posibilidades de cambio.
Exploración de excepciones: Se anima a los miembros de la familia o pareja a identificar momentos en los que las narrativas dominantes no se aplican o en los que han surgido comportamientos o relaciones alternativas. Estas excepciones se utilizan para desafiar las narrativas negativas y promover una visión más amplia de las posibilidades de cambio.
Externalización de problemas: La terapia narrativa busca externalizar los problemas, separando a las personas de la identidad de los problemas que enfrentan. Esto ayuda a disociar el problema de la persona y a reducir la sensación de culpa o vergüenza asociada con él.
Co-construcción de nuevas narrativas: Esta fase implica un proceso colaborativo entre el terapeuta y los clientes para crear nuevas narrativas que promuevan la resiliencia, la esperanza y la conexión entre los miembros de la familia o pareja. Se utilizan técnicas como la escritura, la metáfora y el diálogo reflexivo para facilitar este proceso.
Exploración de narrativas dominantes: En primer lugar, el terapeuta trabaja con los miembros de la familia o pareja para identificar las narrativas dominantes o historias que han influido en su forma de ver a sí mismos, a los demás y a su relación. Estas narrativas pueden incluir creencias limitantes, roles rígidos o interpretaciones negativas de eventos pasados.
**Consolidación y mantenimiento del cambio: Una vez establecidas las nuevas narrativas, se trabaja en su consolidación y mantenimiento a través de la práctica continua, la celebración de logros y el desarrollo de estrategias de afrontamiento para enfrentar desafíos futuros.
Reestructuración cognitiva: Identifica y desafía los pensamientos negativos o distorsionados que contribuyen a los conflictos o problemas en la relación.
Generación de pensamientos alternativos: Se anima a las personas a desarrollar pensamientos alternativos más realistas y adaptativos para reemplazar los patrones de pensamiento disfuncionales. Esto implica explorar diferentes perspectivas y considerar evidencia objetiva que apoye una visión más equilibrada de la situación.
Práctica y consolidación: Una vez identificados los pensamientos alternativos más adaptativos, se alienta a las personas a practicarlos y aplicarlos en situaciones cotidianas. Esto ayuda a reforzar los nuevos patrones de pensamiento y a disminuir la influencia de los pensamientos negativos anteriores
Cuestionamiento de creencias irracionales: Una vez identificados, se desafían estos pensamientos negativos mediante el cuestionamiento de su validez y realismo. Esto puede implicar hacer preguntas como: "¿Hay alguna evidencia que respalde esta creencia?", "¿Es esta la única forma de ver la situación?" o "¿Cómo podría ver esto de manera diferente?".
Monitoreo y revisión continua: A lo largo del proceso, se fomenta la autoobservación y la reflexión sobre los pensamientos y las emociones, con el objetivo de detectar y corregir cualquier recaída en los patrones de pensamiento negativos.
Identificación de pensamientos disfuncionales: En primer lugar, se trabaja en identificar los patrones de pensamiento negativos o distorsionados que pueden estar presentes en la dinámica de la pareja o la familia. Estos pueden incluir pensamientos como generalizaciones excesivas ("Siempre haces lo mismo"), filtrado de información ("Ignoras todo lo bueno que hago") o catastrofización ("Esto nunca mejorará")
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