Expone la tendencia hacia la objetivización de las obligaciones mercantiles, tratando a todos los clientes por igual. Se ejemplifica con la práctica común de proporcionar formularios estandarizados, como al solicitar una tarjeta de crédito. Aunque hay excepciones, en la mayoría de los casos, al solicitar ciertos servicios, se aplican condiciones generales de contratación, caracterizando este proceso como una contratación en masa.