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El estigma de la vejez, Haro, A. (2013). El estigma de la vejez. Una…
El estigma de la vejez
Un trabajo sobre geroantropología en relación con un estudio de campo etnográfco interesado en los procesos de estigmatización en la vejez
como el estado de salud, la enfermedad y el dolor en la persona mayor, motivos estos que pueden desencadenar procesos de estigmatización
Las residencias son los territorios que simbolizan la idea de retiro (vida retirada con consecuente pérdida de estatus y prestigio social) y de forma extrema, “el desarraigo familiar de los viejos” y “el abandono que sufren”, su exclusión, segregación y, en cierta forma, su estigmatización.
Como no pueden llevar una vida independiente y muchos de ellos no son admitidos en los domicilios de sus descendientes
no les queda otra alternativa que “ingresar en una residencia, institución en la que serán cuidados, alimentados y medicados. Allá esperan la muerte”
En el entorno internacional se reconocen, no obstante, dos tipos de centros para ancianos: nursing homes, o residencias asistidas, y old people´s homes, o residencias mixtas o de válidos
Envejecer es parte integral del desarrollo biológico y de la secuencia de desarrollo del ciclo de vida. Una parte normal de todo este proceso, incluso cuando en la actualidad se intenta cada vez con más ímpetu retrasar.
parte de la ya mencionada congregación. Las expresiones utilizadas en este trabajo para referirnos a los individuos de este grupo de edad son las siguientes: “personas mayores” o “ancianos/as”, si bien estos utilizan los términos “viejo” o “vieja”
La vejez es definida por los propios actores sociales en términos de dependencia e incapacidad, enfermedades, dolores, quejas, aflicciones, o estorbo para los demás, contraponiéndola a juventud.
“la juventud no quiere nada con los viejos, no quiere saber nada de los viejos”
Las personas de edad, dice también Beauvoir, “saben que se mira a los viejos como a una especie inferior. Por eso muchos de ellos toman como un insulto toda alusión a la edad”
la cuestión del dolor, el padecimiento o la aflicción que padece la persona mayor, que en muchos casos conduce a esta a verse inmersa en procesos de estigmatización.
a los ancianos los asocian en términos generales a enfermedades, padecimientos y dolores–, sino también de la enfermedad y el dolor.
y en el caso de las personas asistidas discapacitadas: no acompaña a “tal discapacidad”, sino a una persona concreta afectada por “tal discapacidad”
Sin embargo, la persona enferma es, según los miembros de la congregación, especialmente la persona “asistida”, que por ello mismo porta, sobre la base de esta denominación, cierto estigma.
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se aborda el impacto del estigma, como marca social y corporal, en la vejez, sobre todo entre el grupo de mayores asistidos
el concepto de ageism o “edadismo”, que responde a un proceso de discriminación por edad, que es otra forma de discriminación social que recae sobre la persona mayor o de avanzada edad
edadismo (ageism), que el autor vinculó a otras formas de discriminación como el racismo o el sexismo, aun cuando bien es verdad que el primero nos afecta a todas las personas
edadismo fue definido como un prejuicio sistemático y una discriminación contra las personas por el hecho de ser mayores,
La asociación de vejez y enfermedad, su vinculación como si de una relación causa-efecto se tratase, no deja de ser una forma de discriminación de la vejez que es, también en nuestras sociedades, sinónimo de discriminación por edad,
Este tipo de discriminación también se puede entender en términos de maltrato estructural o social –que se suma al maltrato doméstico e institucional– que ocurre cuando, debido a nuestras ideas prejuiciosas en torno a la vejez, convertimos el criterio de la edad, como variable cronológica,
El rechazo o discriminación de la vejez responde a una cuestión cultural o socio antropológica,
la importancia que en el contexto de residencias para mayores presenta la ética del cuidado o caring como herramienta para aminorar el impacto del estigma en la vejez
l. Podemos considerar senil a un individuo a partir del momento en que, por razones de edad, tiene fallos mentales que lo incapacitan para vivir y actuar con total independencia, “o
Por senil nos referimos a un estado biográfco marcado por el proceso de deterioro biológico del ser humano.
Este deterioro vital cabe entenderlo en términos de enfermedad, que supone la pérdida del equilibrio anejo al estado de salud
en la categoría de senil se parte siempre de un estado biológico del individuo, independiente de lo que la cultura diga sobre su estado social. La senilidad es el resultado de un proceso de deterioro físico-mental que no tiene un momento preciso de aparición y establece diferencias entre individuos.
La senilidad es símbolo de estigma, que es aquel signo especialmente efectivo para llamar la atención “sobre una degradante incongruencia de la identidad”,
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Hay un estigma virtualmente fuerte en el envejecimiento. El anciano avanza hacia la muerte y encarna dos innombrables de la modernidad: la vejez y la muerte, que son los lugares de la anomalía, escapan al campo simbólico que otorga sentido y valores a las acciones sociales: encarnan lo irreductible del cuerpo
La vejez traduce un momento en el que el cuerpo se expone a la mirada del otro de un modo desfavorable. El sentimiento abstracto de envejecer nace, por lo tanto, “de la mirada del otro.
El sujeto queda reducido a su cuerpo. Si no muere,
donde se ubica a los ancianos asistidos, en términos de espacio “contaminado”, en este caso de personas “asistidas” que aparecerían como “agentes contaminantes”
Haro, A. (2013). El estigma de la vejez. Una etnografía en residencias para mayores. Facultad de Ciencias Sociales. Argentina.