En segundo lugar hay que destacar que los destinatarios de la educación, los niños y los jóvenes, son seres humanos integrantes de familias, grupos sociales, etc., que por el simple hecho de atravesar la verja del colegio no pierden la calidad de tales. Los chicos y chicas llevan en su mochila, no sólo los libros y cuadernos,
En su seno se satisfacen las necesidades básicas y se desarrollan las primeras relaciones afectivas y sociales.
Una experiencia escolar negativa provocará, como extensión, un rechazo hacia la sociedad y sus instituciones, incapaces de lograr una integración satisfactoria, además de un déficit de recursos, no sólo formativos, sino sociales y de relaciones.
Hace años el analfabetismo era signo de pobreza. Hoy ya no hay analfabetos entre las nuevas generaciones; pero el no haber obtenido el título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria (antes Graduado Escolar) viene a ser un signo de marginalidad.
Por otro lado, sería de gran utilidad al centro educativo poder contar con la colaboración y el apoyo de las instituciones y entidades sociales del barrio en que está instalado, tanto para conseguir los recursos adecuados por parte de las instituciones responsables, como para mejorar la calidad de la educación y el cuidado y mantenimiento de las instalaciones
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