El rendimiento académico mejora cuando existe una comunicación fluida y constante entre escuela y familia. Esta comunicación debe ser bidireccional y apoyada por el liderazgo escolar. Los profesores se sienten más motivados a comunicarse cuando reciben apoyo institucional y de los padres. Existen múltiples estrategias para fortalecer este vínculo, como entrevistas conjuntas, boletines informativos, periódicos escolares con participación de padres, tarjetas de felicitación, encuentros presenciales, cadenas telefónicas, buzones de sugerencias, tablones de anuncios, informes semanales y libretas de tareas. Todas estas acciones ayudan a crear un entorno colaborativo que favorece el aprendizaje de los estudiantes.