Existen diferentes formas de clasificar las lenguas, según diversos criterios. Por ejemplo, se puede hablar de lenguas flexivas, aglutinantes o aislantes, según la forma en que se combinan los elementos morfológicos. También se puede hablar de lenguas romances, germánicas o eslavas, según la relación de parentesco que tengan con otras lenguas históricas. Asimismo, se puede hablar de lenguas maternas, segundas o francas, según el uso y la importancia que tengan entre los hablantes.