Se logra directamente prevenir la comisión de delitos al incidir en delincuentes reales, ya identificados por la previa comisión de un delito. Este enfoque busca evitar comportamientos futuros similares, utilizando penas como prisión, inhabilitaciones, suspensiones, privaciones de derechos, prohibiciones de residencia, aproximación o comunicación, entre otras. Estas medidas imponen sufrimientos al delincuente.