El signo contiene, por tanto, dos facetas, una instrumental, porque es un medio y vehículo de comunicación, con una dinámica dirigida a los procesos de interacción ; y otra faceta interior, formal y cognitiva, ya que el signo sirve para dirigir la mente al conocimiento de las cosas, a darse cuenta de lo que son en sí mismas, y así permitirnos una mejor adaptabilidad al mundo