Tras la derrota de Napoleón, las potencias vencedoras
(Rusia, Austria, Gran Bretaña y Prusia) plantearon la necesidad de establecer un nuevo orden, conocido como Restauración, que se inició con el Congreso de Viena (octubre de 1814 - junio de 1815) y concluyó tras las revoluciones de 1848, aunque la realidad fue que persistió en cada Estado hasta que un movimiento revolucionario (liberal o nacionalista) termino con este.