ágora ilustran bien las actividades características de ese doble plano del espacio público griego, físico y conceptual, que hemos heredado como indudable origen de la discusión pública en las modernas democracias: agorazo, cuyo significado básico es «ir a, o estar en, la plaza pública», expresa también la idea de intervenir en los asuntos y discusiones propios del ágora al ir allí físicamente; agoreuo, que significa «hablar en público, en la asamblea», recuerda la importancia que tenía la retórica para la interacción verbal de los ciudadanos y sus representantes en ese espacio público, real o ideal. Con todas las distancias, ese es el germen de nuestro ordenamiento jurídico-político democrático y del debate fiel y racional de ideas que debería siempre presidirlo.