El alma argumentando que, si es verdad que no vale la pena vivir con un cuerpo en mal estado y arruinado, entonces vale mucho menos la pena vivir con un alma en mal estado y arruinada. En otras palabras, la valía superior que merece el alma humana por sobre el cuerpo se debe a la manera más pervasiva y profunda en que la condición anímica repercute en la calidad de una vida humana, es decir, en el hecho de que esta vida sea invivible, indigna, soportable o más bien próspera y digna de ser vivida