“ASÍ PUES ME VI OBLIGADO A SACAR FUERZAS DE FLAQUEZAS, y poco a poco, con la ayuda de buenas gentes, vine a dar en esta insigne ciudad de Toledo, donde, con la merced de Dios, se me cerró la herida al cabo de quince días. Mientras estuve enfermo, alguna limosna me daban, pero, una vez curado, me decían todos a una: -Tú, a más de bellaco eres un holgazán. Busca entonces un buen amo a quien servir” (pg, 37).