INTRODUCCIÓN
En los últimos años, la educación inclusiva ha ganado cada vez más reconocimiento y relevancia en el ámbito educativo. Se trata de una perspectiva y enfoque educativo que busca garantizar el acceso equitativo a una educación de calidad para todos los estudiantes, independientemente de sus habilidades, capacidades, etnia, género, orientación sexual, origen socioeconómico o cualquier otra característica que los distinga.
Los fundamentos y principios de la educación inclusiva se basan en la convicción de que cada estudiante tiene derecho a aprender y desarrollarse plenamente en un entorno educativo que promueva su participación activa, respete su diversidad y fomente el respeto mutuo. Así, se promueve la eliminación de barreras y obstáculos que puedan limitar el acceso a la educación, tanto físicas como actitudinales.
Además, la educación inclusiva implica la adopción de prácticas pedagógicas flexible y adaptadas a las necesidades individuales de los estudiantes, reconociendo que cada uno aprende de manera diferente. Esto implica la identificación y respuesta a las necesidades educativas especiales de algunos estudiantes, a través de la implementación de apoyos y adaptaciones en los currículos y las estrategias de enseñanza
El objetivo último de la educación inclusiva es crear un entorno educativo en el que todos los estudiantes se sientan valorados, aceptados y respetados, permitiéndoles alcanzar su máximo potencial académico, social y emocional. Al promover la igualdad de oportunidades y el respeto por la diversidad, la educación inclusiva no solo beneficia a los estudiantes con discapacidades o necesidades educativas especiales, sino que contribuye a una sociedad más inclusiva y justa en su conjunto.