Muchos de los aparatos electrónicos que usamos funcionan con corriente continua, con tensiones de valores del orden de 12 V o menos, como es el caso de los teléfonos móviles o los ordenadores.
Sin embargo, para usarlos o cargar sus baterías, los conectamos a la instalación eléctrica de nuestras viviendas, que proporcionan una tensión de 230 V en corriente alterna, podemos hacerlo gracias a que llevan un dispositivo llamado convertidos o fuente de alimentación.
Las fuentes de alimentación están formadas por una serie de componentes conectados de tal manera que pueden transformar la corriente alterna de un valor de tensión en corriente continua del valor adecuado