Sentimientos espirituales, brotan de los niveles más espirituales del sujeto, y por lo tanto, más alejados de la corporeidad. No están motivados directamente por el conocimiento sensible, sino por algo cuya entidad está más allá de una percepción inmediata. Más que «estados del yo» son «modos de ser» del sujeto que penetran todos los contenidos de la conciencia, como son los sentimientos de felicidad, paz, melancolía, etc. Se trata de sentimientos que proceden de raíces más hondas de la persona y que no pueden ser modifica- dos, al menos de manera inmediata.