Los sujetos autorrealizados saben percibir y experimentar el entorno con frescura, admiración y respeto. Para ellos, a diferencia de los demás, una experiencia nunca dejará de ser novedosa y mostrarán el mismo interés por ella que la primera vez. Todo les produce deleite: una puesta de sol, un cuadro, una obra teatral, un partido de béisbol o un regalo de cumpleaños. Aprecian lo que tienen y no dan las cosas por sentado.