Piénsese en una empresa que vende libros infantiles y que desea realizar un programa de visitas de venta a domicilio. La primera opción podría ser ir visitan- do uno a uno todos los domicilios de su mercado objetivo. Una segunda opción podría ser la de realizar un estudio de mercado para crear una base de datos con las familias que tienen hijos en edad escolar. Esta información tiene un determi- nado coste para la empresa, pero le resultará rentable hacerlo mientras que gracias a esta información pueda incrementar el ratio de libros vendidos por visita reali- zada, y siempre que el incremento de beneficios compense el coste añadido de recabar dicha información. Si se posee una estimación del porcentaje de éxito normal cuando se visita a una familia con niños, se puede realizar una estimación del valor que tiene la información recabada, en términos de incremento de bene- ficios respecto a no poseer la información, y comparar este incremento con los costes de obtener dicha información. En este ejemplo, se obtendría un ROI posi- tivo y superior a la situación inicial, en la que no se contaba con ninguna infor- mación. Sin embargo, si además se quiere recabar información adicional sobre el nivel de renta de dichas familias para aumentar aún más el ratio de ventas por visita, el coste de obtención de la información podría superar el valor que para dicha empresa posee tal información (el beneficio obtenido por el incremento de ventas no compensaría el incremento del coste incurrido para aumentar esas ven- tas). Esta situación implicaría que se ha superado el alcance del sistema de infor- mación y que el ROI es negativo. Por tanto, se debería rechazar la realización de la inversión para capturar la información con este grado de detalle.