Los problemas nos dan la oportunidad de cambiar, de mejorar, de conseguir un sueño o un objetivo. Pero también pueden generarnos mucha ansiedad, miedo, irritación… No podemos cambiar nuestras emociones, pero podemos ser conscientes de desde dónde estamos trabajando el problema y tratar de sacar lo mejor de la situación. ¿Y si no lo consigues? No pasa nada, ¡de los errores también se aprende!