Las formas más frecuentes en la práctica diaria son la fija, linfangítica y sistémica. La forma linfangítica (70 a 75%) se caracteriza por un chancro inicial, constituido por una lesión nodular o gomosa ulcerada, seguido en dos semanas por una cadena de gomas eritematovioláceos, no dolorosos, que siguen los vasos linfáticos regionales y pueden ulcerarse. Las localizaciones más frecuentes son en las extremidades, en particular las superiores (53%), y menos las inferiores (18%) y la cara (21%). El chancro se presenta por lo común en las manos o los dedos; en niños afecta principalmente la cara.