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Pasos y elementos de la oración ignaciana - Coggle Diagram
Pasos y elementos de la oración ignaciana
Lectura
En este paso técnicamente aplicaremos lectura comprensiva, entendiendo la manera, el vocabulario y el mensaje que presente el texto.
Lugar de encuentro de Dios con el ser humano
La oración es un lugar privilegiado para que el ser humano se encuentre con Dios, para ello necesitaremos buscar un tiempo en el que podamos realizarlo y el espacio.
Meditación
Se deberá de profundizar en el mensaje transmitido por el texto bíblico leído anteriormente, concluyendo en distintos significados que consideremos correctos
Oración
Atender los sentimientos que la lectura leída con anterioridad nos ha causado en nuestro corazón
Contemplación
Consiste en mantener la experiencia global, es decir, acoger la presencia entregada mediante la repetición de la palabra a lo largo del día.
Compartir
Como su nombre lo dice, se basa en compartir con otras personas las experiencias de lo vivido al practicar la oración ignaciana, intentando incitar (no obligatoriamente) a que aquella o aquellas personas hagan lo mismo.
Acción
Implica en poner en práctica todo lo analizado y reflexionado en la palabra, incluyendo el discernir correctamente.
Prevalece la dimensión afectiva
Esto es lo importante en la experiencia de cercanía a Dios. La oración es una experiencia, no un conocimiento nocional de Dios.
El disponer del ánima
Para percibir esta acción de Dios que impregna el mundo afectivo, el ser humano ha de disponerse para la consolación de Dios.
Actitud reverente
Se nos invita a estar ante Su presencia en actitud de humildad, pero con respeto reverencial.
Dialéctica entre la Gracia y el esfuerzo
Se pide al ejercitante esfuerzo para permanecer la hora entera en oración y se le pide moverse
Actitud discerniente
El ejercitante tratará de sentir lo que Dios le dice, qué mociones se están registrando en su interior.
¿En qué ayuda este modo de orar a la persona que lo pone en práctica?
La Oración Ignaciana fomenta una conexión más profunda con Dios a través de la contemplación y la reflexión. Ayuda a las personas a encontrar un espacio para la espiritualidad en su vida diaria.
Puntualiza en cada paso lo que se necesita para vivirlo
Como vivir el lugar de encuentro de Dios con el ser humano
Nosotros consideramos que Dedicar tiempo a buscar a Dios de manera activa. Esto puede implicar la oración, la meditación, la lectura de textos sagrados, la asistencia a servicios religiosos o la participación en actividades espirituales que sean significativas para todos nosotros.
Como vivir el prevalecimiento de la dimensión afectiva
Reconocer y aceptar nuestras emociones. Las emociones son un fenómeno natural y saludable. No debemos intentar reprimirlas o negarlas. En cambio, debemos aprender a reconocerlas y aceptarlas como parte de nosotros mismos.
Como vivir la disposición del ánima
Tener una actitud positiva. Una actitud positiva nos ayuda a ver el lado bueno de las cosas y a encontrar oportunidades en los desafíos.
Adoptar un enfoque optimista. Un enfoque optimista nos ayuda a creer que podemos lograr nuestras metas y a superar los obstáculos.
Como vivir la actitud reverente
Consideramos que vivir la actitud reverente de la oración ignaciana implica cultivar una profunda conexión espiritual con Dios. Creemos que debemos ser conscientes de la presencia divina en todas las cosas y personas que nos rodean. Nosotros pensamos que esta actitud nos ayuda a encontrar paz interior y a discernir la voluntad de Dios en nuestras vidas. A nuestro parecer, practicar esta reverencia en comunidad fortalece nuestra fe y nos acerca aún más a la esencia espiritual de la tradición ignaciana.
Como vivir la dialéctica entre la gracia y el esfuerzo
Consideramos que vivir la dialéctica entre la gracia y el esfuerzo de la oración ignaciana es fundamental para nuestro crecimiento espiritual. Creemos que debemos buscar el equilibrio entre confiar en la gracia divina y poner nuestro esfuerzo personal en la búsqueda de la conexión con Dios. Nosotros pensamos que esta tensión nos desafía a ser más receptivos a la acción de Dios en nuestras vidas, al mismo tiempo que nos comprometemos activamente con nuestra propia transformación espiritual. A nuestro parecer, esta dinámica enriquece nuestra relación con lo divino y nos ayuda a vivir de manera más plena nuestra fe ignaciana.
Como vivir la actitud discerniente
Consideramos que vivir la actitud discerniente de la oración ignaciana implica cultivar la capacidad de reflexionar en comunidad sobre las experiencias espirituales. Creemos que debemos compartir y analizar nuestras reflexiones para discernir la voluntad de Dios en conjunto. Nosotros pensamos que este enfoque nos permite tomar decisiones más alineadas con nuestros valores y con la guía divina. A nuestro parecer, la práctica del discernimiento en grupo fortalece nuestra comunidad y nos ayuda a crecer espiritualmente de manera colaborativa.