El derecho de propiedad intelectual, los ataques a la seguridad, los límites de la libertad de expresión, la regulación de las grandes corporaciones, la desconexión laboral, la conducta en las redes sociales y, desde luego, la privacidad de nuestros datos personales porque, cada vez más, nos preocupa lo que pueda pasar con ellos: quién los recopila, para qué y si están bien protegidos.