Según las creencias budistas, el actual lama es la reencarnación de sus predecesores. Es decir, no es una dinastía, ni es un cargo hereditario, sino que al morir cada dalái lama, los monjes del Monasterio Amarillo, interpretando una serie de signos, designan a su siguiente reencarnación en un niño de corta edad. En el intervalo de tiempo que trans- curre entre la muerte de un lama y la mayoría de edad del siguiente, el Monasterio ejerce el poder designando a un regente, y también se ocupa de la educación del futuro lama.