Una vez definido el problema, se establecen objetivos y metas concretas que se desean lograr con la investigación. Esto proporciona una guía clara sobre lo que se busca alcanzar. Luego, se procede a diseñar la investigación, tomando decisiones sobre la metodología a utilizar, ya sea cualitativa, cuantitativa o mixta, y seleccionando las herramientas y técnicas específicas de recopilación de datos, como encuestas, entrevistas, experimentos o análisis de documentos.