En este método, la intención es encontrar un común divisor que pueda aplicarse a todos los años de vida útil para conseguir un porcentaje que se asigna al monto a depreciar. Para lograrlo, se suman los números que corresponden al tiempo que se considera para la vida útil del activo y el resultado se utiliza con cada año, empezando con el último hasta terminar con el primero.
Las cantidades que se obtengan son las que se restarán cada año al valor del activo, y al final deberán sumar el 100 % del valor depreciable, es decir, la cantidad que perderá durante toda su vida útil.