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Las aulas desencantadas: Max Weber y la educación. - Coggle Diagram
Las aulas desencantadas: Max Weber y la educación.
la educación aparece en Weber como una institución políticamente muerta, en la que el carisma es una mero vestigio; una institución desencantada que ha agotado su capacidad de impulso utópico.
Weber asocio siempre la significación sociológica de los objetos estudiados a su perspectiva histórica. esta es la razón por la cual el estudio del significado de la educación dentro de su teoría de la cultura se ha de plantear primeramente desde la perspectiva de su teoria de la racionalización.
Weber fue, ante todo, un profesor universitario, pero también un intelectual preocupado por la cosa publica que, pese a insistir en que la política no tenia cabida entre las paredes de una aula, mostro constantemente una especie de nostalgia de ella.
la política residía para Weber en una esfera irreconciliable con la de la ciencia.
En Weber no existe una filosofía de la historia que permita dictar un curso de accion, su esquema de la historia no es normativo.
1. Una enfermedad llamada civilización.
Existen razones para afirmar que su sociología puede considerarse en su nivel mas intimo como una sociología de la cultura.
"No hay duda de que en nuestra precipitación por dar estudios a todo el mundo, reducimos nuestro nivel de exigencia y abandonamos cada vez mas el estudio de las materias que sirven para transmitir los elementos fundamentales de la cultura ó, al menos, de la cultura que es transmisible escolarmente"
Zivilisation era el nombre del proceso de desarrollo material que había conducido a la forma de sociabilidad mas amenazante para la cultura individual: la sociedad de masas.
"Una maquina sin vida es la materialización de la mente. Este solo hecho le el poder de forzar a los hombres a su servicio y de determinar tan corcitivamente su vida cotidiana en la fabrica..."
2. Cultura y poder.
La relación pedagógica se presenta como una relación de dominación fundamental cuya consideración permite y exige poner en relación los ambitos de la cultura y del poder.
Weber señala que el concepto de poder sufre de una especie de amorfismo sociológico que debe corregirse con el concepto de dominación.
La dominación es una relación especifica de poder en la que el dominador se cree legitimado para ejercer el poder y el dominado considera el obedecer como un deber
La cultura es para Weber aquello por lo que se dota de significado y sentido desde el punto de vista de los seres humanos a un segmento finito de hechos de entre la infinidad sin sentido de hechos del mundo.
Se puede operar como instrumento de socialización de las relaciones de dominación y transformar una acción comunitaria en una accion societaria racionalmente ordenada.
El estado moderno es el mas fiel representante de esta forma de dominación por cuanto la ampliación tanto cuantitativa como cualitativa de sus tareas ha encontrado en ella la formula mas adecuada a su principio de division del trabajo.
Otras instituciones en el campo religioso, económico o militar se han visto transidas por procesos similares de reestructuración organizativa hacia una mayor estabilidad, una mayor concentración del control de los medios, un comportamiento regularizado por normas impersonales.
Idea Weberiana de la diferenciación de las esferas de la vida social, especialmente de la que se produce entre las esferas de la ciencia y la religión.
Se afecto a la esfera de las relaciones políticas. Pero también, y sobre todo, afectó a la esfera de la vida intelectual, en la que el conocimiento científico desplazo a la religión eliminando a las fuerzas irracionales que "encantaban" el mundo de la premodernidad.
3. la jaula de hierro del especialísimo.
En este paisaje apocaliptico de la mecanización cultural se pone de manifiesto un dilema que afecta a toda la cuestion intima de la cultura de Weber: Renovación o Petriificación
Weber, profesor desde los 28 años analizándolas universidades desde este horizonte, al considerarlas como empresas capitalistas de estado cuya producción de conocimiento útil era gestionada según criterios externos al conocimiento mismo.
La separación existente entre los productores y sus medios de producción (biblioteca, laboratorios), la competencia y el carrerismo habían sumido, a su juicio, a la educación universitaria en un clima burocrático-empresarial que fomentaba la especialización y conducia a una gran paradoja...
La progresiva extensión del conocimiento iba unida a una disminución de la capacidad de comunicación significativa respecto a las preguntas que realmente nos importan: la superación constante de un conocimiento encadenado al progreso iba unida a su progresivo distanciamiento de la satisfacción que producen la perfeccion y la durabilidad.
A esto es a lo que Weber llamaba la americanización del intelecto. La humanidad profesional y especializada es su resultado
Se expresa una posición a dos niveles: por un lado, dos formas de legitimación del saber; por otro, dos formas de institucionalizacion de estilos de vida social.
En el primer nivel, el saber del ideal de vida caballeresco encarnado por el sabio griego o el Gentleman se opone alconocimiento util certificado por el diploma
En el segundo, el prestigio social de la cualidad de un modo de vivir estimada como culta (la personalidad culta) se opone al prestigio de unos procedimientos de selección de individuos cualificados a través de pruebas racionalmente especializadas (los examenes).
Si bien la distinción social basada en la educación no es exclusiva del burocratismo occidental, adquiere en el una dimensión especialmente significativa: el titulo educativo concede el privilegio de unas mejores condiciones de negociación en la trayectoria social de cada individuo creando una especie de casta de nuevos "honoratiores" (un obrero cobra un salario; un profesional sus honorarios.
De ahí también que el tipo de control cognitivo que representan los exámenes pueda ponerse en relación con lo que Weber llama las relaciones sociales cerradas; esto es, con la forma en que ciertos grupos de estatus ejercen su poder restringiendo el acceso a las recompensas y privilegioslegales que limitan su circulo.
4. El carisma ausente.
El segundo de los modelos educativos descritos por Weber, la educación humanística o educación para la cultura, s basa en la transmisión de ciertos contenidos tenidos por clásicos cuya posición confiere al individuo, no exactamente una cualificación técnica, sino la base de un estilo de vida, una determinada disposicion interna y de sentimimiento.
Todo problema era básicamente un problema de educación y las soluciones socialmente significativas eran siempre abordadas dentro de lo que hemos dado en llamar una cultura pedagogica.
Weber habló que la disciplina es presentada como una forma especifica de poder que presenta cuatro rasgos característicos: racionalización, intimidad, uniformidad y optiimzación
La disciplina se entiende siempre como un adiestramiento por el que se dispone de modo uniforme a una multiplicidad de individuos como una acción metódica y subordinada, es decir, subjetivamente orientada al cumplimiento de una orden que tiene por objeto la optimización de un gasto de energía racionalmente calculado.
Así afirma Weber, una dogmática bien sistematizada y un sistema educativo bien elaborado constituyen las bases de esta forma de dominación y de sus dos cualidades mas importantes: su potencial de ligitimacion y su capacidad de domesticación
5. El profesor disciplinado, el intelectual neutralizado.
Su importancia para nosotros radica n que a partir de un diagnóstico cultural sobre os efectos de la intelectualización y una polémica vinculación de la ética con la teoría de la ciencia permite extraer una conclusión general sobre la misión de la educación en el horizonte cultural que simboliza la figura de la humanidad especializada.
Para Weber la tarea educativa del hombre de ciencia debe basarse en el respeto a los límites de la neutralidad valorativa y en el reconocimiento de que ésta no puede responder a las cuestiones últimas.
la relación entre la educación y la política sigue siendo relevante en dos sentidos: como resguardo de la ciencia frente al oportunismo y como garantía de la distancia necesaria para el estudio.
Ciertamente, tanto el funcionario como el profesor deben adoptar una posición libre de valores ante la decisión política, pero mientras que para el primero ésto sólo significa una actitud neutral frente a una causa ajena que debe implementar con profesionalidad, para el segun do significa la garantía de una actitud crítica y estudiosa que le permita enfentarse con la cabeza fría a las ideas dominantes de su tiempo.
La virtud del profesor es la probidad, no la fidelidad.
La relevancia política de la ciencia y de las instituciones educativas que deben garantizar su autonomía queda reducida al suministro de un conocimiento experto amparado por la autoridad profesional.
Lo institucional (la autonomía) se solapa con lo moral (la responsabilidad) en un intento de salvar las aulas desencantadas de los efectos demercado de la dominación política y de las profecías.
En las aulas, afirma Weber, "no cabe más virtud que la probidad intelectual" El que la ciencia y la educación no signifiquen hoy otra cosa que vocación a través de la especialización significa una clara restricción conceptual respecto a la gran ética de progreso universal
que caracterizaba al proyecto educativo de la modernidad.