El recién nacido: La primera experiencia sexual del niño se da con el pezón, y, por extensión, con el primer cuidador, cuando se aproxima la hora de comer y el niño nota la proximidad del pecho o del biberón, su actividad se organiza rápidamente hacia una finalidad: el niño llora, cierra los puños, abre la boca, busca y empuja hacia el pecho, se agarra y succiona vigorosamente. Durante los primeros cuatro meses de vida, los niños de ambos sexos aprenden a apreciar las sensaciones asociadas con la limpieza de los genitales. En contraposición, la experiencia sexual del niño es exterior y se focaliza en las sensaciones ligadas a la estimulación del pene. Un interés precoz en los genitales se asocia con una saludable relación emocional entre el cuidador y el niño.