En el s. XIX los padres tenían miedo de que sus hijos se masturbasen, se consideraba insano, pensaban que causaba enfermedades como la tuberculosis, la sífilis, la impotencia o la esterilidad, hijos deformados o incluso epilepsia. A mediados del s. XIX bajo la influencia de la literatura romántica las actitudes alrededor de los niños y la sexualidad se van suavizando. Los padres liberales empiezan a ver a los niños como inocentes, asexuales y necesitados de protección. Como los niños son vulnerables, la responsabilidad de la familia es protegerlos de los peligros, especialmente de su “natural” estado de inocencia.
Durante el s. XVIII y XIX el uso de anticonceptivos eran considerados como sospechoso, era indicador de un intento inmoral. En efecto, muchas mujeres evitaban las relaciones sexuales por miedo a quedar embarazadas. No es hasta la segunda mitad del s. XX que se empiezan a utilizar medios anticonceptivos efectivos, como los preservativos de látex.
Las décadas de 1930 a 1950 marcan un descenso de la severidad de las sanciones de los juegos sexuales y la masturbación de los niños. En 1950 surge un nuevo tema: los padres deben hablar (que no preocupar) con sus hijos de sus intereses sexuales. Algunos padres aceptan los juegos sexuales como “probablemente normales”. Los padres de clases socioeconómicas altas empiezan a nombrar el pene de los niños, pero continúan evitando nombrar los genitales de las niñas.
Desde los años 70 a los 90 la sexualidad infantil se ha estado viendo como un problema en aumento que implica a la política y a la sociedad en lo que se refiere a los abusos sexuales, vejaciones, embarazos adolescentes no deseados, homosexualidad y SIDA. Esto intensifica la necesidad de protección de los niños inocentes ante los peligros. En la actualidad los niños que muestran un gran interés sexual continúan siendo juzgados como desviados o anormales. La cultura persiste en proteger a los niños del sexo, los efectos sobre la función y disfunción sexual en el futuro aún están por determinar.
En la actualidad, nuestra cultura es disonante en lo que se refiere a lo standard de la conducta sexual en los niños, no se facilita el camino que permitirá la asunción del rol sexual adulto. La mayoría de los períodos históricos muestran un mayor grado de concordancia en este aspecto. Los niños tenían más claro cuál sería su papel una vez fuesen adultos. Hoy en día los niños inhibidos pueden tener experiencias problemáticas para convertirse en adultos sanos en lo que se refiere al aspecto sexual.