Atendiendo a su etimología, la filosofía (del griego philo: amor; y sophia: sabiduría) es el ‘amor a la sabiduría´.
El filósofo, pues, es el ‘amante de la sabiduría’. Esta definición se refiere, en primer lugar, a una actitud. Todos los humanos pueden ser filósofos, porque desean saber, conocer, pero no todos llegan a serlo, porque no todos se dedican a buscar la verdad de las cosas, más allá de lo aparente.