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Discernimiento ignaciano - Coggle Diagram
Discernimiento ignaciano
PROCESOS DE DISCERNIMIENTO
llamada al amor como dinámica de fondo que moviliza al discernimiento
llamada a estar “atentos” a factores exteriores y dinámicas interiores que pueden “pervertir” nuestros discernimientos, de formas sutiles e inadvertidas
además
el itinerario entre las convicciones y las decisiones, es uno de los itinerarios clave de la propuesta ignaciana de espiritualidad y vida
la pretensión de ir al máximo, de buscar el “más”, la máxima radicalidad en el amor
Dios se hace presente en nuestros procesos de discernimiento, mediante “mociones” y sentimientos interiores
EL LENGUAJE DE DIOS
La dirección del viento
Aquellos sentimientos o luces que abren el corazón de una persona que se halla de forma habitual en la dirección del reino de Dios y su justicia son indudablemente impulsos del Espíritu.
El Espíritu no siempre tranquiliza
El Espíritu mueve y alienta en la dirección de la palabra y la vida de Jesús, su acción no siempre ha de ser tranquilizadora.
Consolaciones y desolaciones
“Consolación” se considera también las lágrimas de dolor, por lo pecados, por la pasión de Cristo o por alguna acción cristiana.
Paralelamente, la llamada “desolación” no es siempre un sentimiento amargo o doloroso. A menudo puede ser el bienestar de la atonía, de la insensibilidad ante el dolor ajeno
También conviene destacar que la consolación o la desolación no indican un determinado nivel, más alto o más bajo, de vida espiritual
Consolaciones y desolaciones en medio de la vida
Consolaciones
Vivir con una cierta connaturalidad la fe y la familiaridad con Dios en medio de los
Experimentar unidad en los distintos momentos del día
Sentir dolor profundo por la exclusión y la injusticia que padecen los pobres
Desolaciones
Experimentar oscuridad y falta de sentido en el apostolado
Inquietud de fondo al sentir menos el peso de la fe y del evangelio en la vida
Hallarse en una inclinación progresiva a pasarlo bien
EL “SUJETO” DEL DISCERNIMIENTO IGNACIANO
Una persona de "deseo"
El “deseo”, y el deseo de amar más y mejor, está en la base del sujeto de discernimiento. Discernir, en ignaciano, no es simplemente “elegir”, sino apostar por el “más” y arriesgar en la vida y en el amor.
Una persona lúcida y cuidadosa de su libertad interior
Los procesos de decisión y discernimiento la coherencia buscada entre fin y medios queda quebrada por diversos factores que afectan a la libertad interior con la que tomamos nuestras decisiones
Una persona que es capaz de trabajar las/con mediaciones
Discernir exige optar por mediaciones concretas que traduzcan los generosos deseos llenos de ideal a las circunstancias concretas y prosaicas de la vida,
Una persona que se deja “acompañar”
El sujeto del discernimiento ignaciano ha de tener una disposición afectiva y efectiva de dejarse acompañar y una experiencia previa y propia de acompañamiento.
Una persona humilde que acepte que se puede equivocar
El discernimiento no es una garantía de infalibilidad. Podemos equivocarnos. Buscamos la honestidad con nosotros mismos, con Dios, con los demás, la verdad en nuestra vida.
EL DISCERNIMIENTO
Asumir nuestra condición humana, nuestra dignidad
La capacidad de discernir está profundamente arraigada en la dimensión evolutiva e histórica del cristianismo
El Espíritu sopla donde quiere
No necesitamos ni templos, ni conventos, ni casas de espiritualidad; ni tampoco actividades específicamente religiosas como la oración o los sacramentos para que el Espíritu se nos acerque y haga sentir su impulso y su llamada.
Dos exigencias: silencio y discreción
Esta es, pues, la primera condición del discernimiento, el silencio. Un silencio que no es callar, no es la incapacidad de comunicación o el mutismo, sino una disposición humana, existencial,