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Claves del discernimiento espiritual - Coggle Diagram
Claves del discernimiento espiritual
El discernimiento
Asumir nuestra condición humana, nuestra dignidad:
La capacidad de discernir está profundamente entrelazada con la dimensión histórica y de desarrollo del cristianismo, que es un crecimiento hacia la plenitud de Cristo.
El Espíritu sopla donde quiere:
La Iglesia ha cantado durante siglos que el Espíritu Santo llena el universo. Tiene sentido porque no hay lugares donde no se pueda ver u oír al Espíritu Santo. Esto es un favor antes que una responsabilidad.
Dos exigencias: silencio y discreción:
En realidad, no terminamos con una concepción idealizada de la espiritualidad; más bien, lo mutilamos y lo confinamos a un grupo selecto de los llamados dominios "espirituales". Como resultado, no estamos prestando atención al Dios de las Sorpresas, quien nos lleva a la reunión cuando, cuando y como Él quiere.
Si percibimos, pero no interpretamos, no discernimos, no llegamos a reconocer lo que Dios quiere significarnos en la vida.
El silencio es algo que podemos practicar, mejor, hemos de vivir, durante el día siendo receptivos de los mil impactos que el entorno y nuestra propia vida nos emite.
Que elementos abar el discernimiento
Llamadas para el proceso del discernimiento
La llamada a la “vigilancia”: llamada a estar “atentos” a factores exteriores y dinámicas interiores que pueden “pervertir” nuestros discernimientos
La llamada al amor como dinámica de fondo que moviliza al discernimiento
La convicción de que Dios se hace presente en nuestros procesos de discernimiento, mediante “mociones” y sentimientos interiores y
La pretensión de ir al máximo, de buscar el “más”, la máxima radicalidad en el amor; es la lógica que San Ignacio plantea ya desde el comienzo de los Ejercicios, como “Principio y Fundamento”
La importancia y alcance que le concede: el discernimiento, el itinerario entre las convicciones y las decisiones, es uno de los itinerarios clave de la propuesta ignaciana de espiritualidad y vida
El Lenguaje de Dios
La dirreción del viento
El viento del Espíritu es un viento que no arrasa, sino que vivifica y construye. Con esto ya se tiene una primera orientación para descubrir si los aires que soplan son los del Espíritu o no.
El espiritu no siempre tranquiliza
Como acabamos de concluir, está claro que las acciones del Espíritu Santo no siempre tienen que ser tranquilizadoras si están dirigidas a las palabras y la vida de Jesús. Es cierto que el Espíritu es el dador de paz, pero es paz que sólo Jesús puede proporcionar
Signigicado de las consolaciones y desolaciones
Cuando en lenguaje espiritual clásico se habla de “consolación” se considera también las lágrimas de dolor, por lo pecados, por la pasión de Cristo o por alguna acción cristiana.
Consolaciones y desolaciones en medio de la vida
Conviene hacer una traducción de los distintos sentimientos o mociones espirituales a circunstancias de la vida ordinaria, sin limitarnos a los de la interioridad, como suele hacerse.
Proceso humano por el cual convertimos nuestras convicciones interiores en decisiones de vida, y buscamos hacerlo en coherencia, en continuidad
El sujeto del discernimiento ignaciano
Una persona contenta y consciente de su libertad interior.
Ignacio sostiene que durante los procesos de toma de decisiones y discernimiento, la coherencia deseada entre el fin último y los medios para alcanzarlo (es decir, "lo que más lleva al fin") aparece frecuentemente comprometida y perturbada por diversos factores que influyen impacto en nuestra libertad interior.
Un proceso de discernimiento personal o espiritual puede realizarse con precisión y seguridad si están presentes ciertas capacidades, habilidades, actividades y estados de vida personales. Esto es lo que se entiende por el término "sujeto" en el pensamiento ignaciano.
Un proceso de discernimiento personal o espiritual puede realizarse con precisión y seguridad si están presentes ciertas capacidades, habilidades, actividades y estados de vida personales. Esto es lo que se entiende por el término "sujeto" en el pensamiento ignaciano.
Una persona que se deja “acompañar”
Para alcanzar el discernimiento ignaciano, una persona debe asumir la plena responsabilidad de sus decisiones y desempeñar un papel clave en el proceso. Sin embargo, nunca es un trámite que deba realizarse de forma aislada. Ignacio de Loyola es consciente de los riesgos y desvíos que pueden ocurrir cuando se abordan en secreto procesos espirituales y de discernimiento debido a su propia experiencia.
El discernimiento, incluso cuando se realiza de la mejor manera posible, no garantiza la infalibilidad. Es posible cometer errores.