El Espíritu no siempre tranquiliza
Ya se ve, por lo que acabamos de decir, que si el Espíritu mueve y alienta en la dirección de la palabra y la vida de Jesús, su acción no siempre ha de ser tranquilizadora. Es cierto, el Espíritu es el dador de la paz, pero la paz que nadie puede dar sino Jesús (cf. Jn. 14,27).
Significado de las consolaciones y desolaciones
Cuando en lenguaje espiritual clásico se habla de “consolación” se considera también las lágrimas de dolor, por lo pecados, por la pasión de Cristo o por alguna acción cristiana.
Consolaciones y desolaciones en medio de la vida
Conviene hacer una traducción de los distintos sentimientos o mociones espirituales a circunstancias de la vida ordinaria, sin limitarnos a los de la interioridad, como suele hacerse.